DE ESTOCOLMO A CABO NORTE


ETAPA 4 y 5 DEL VIAJE A CABO NORTE

Los antecedentes del Viaje:
1. Trailer de presentación
2. En recuerdo de Lecall
3. Ferry Gijón - Saint Nazaire
4. Saint Nazaire - Estocolmo
5. Estocolmo

Salimos de Estocolmo temprano con el objetivo claro de avanzar kilómetros para llegar lo antes posible a Cabo Norte.

Suecia es un país bonito, pero monótono. El recorrido es por una especie de autopista con unos guarda-raíles que parece increíble que en un país civilizado estén permitidos. Se trata de unos postes tipo doble T, unidos entre sí por cuatro cables de acero. Las patas están situadas como a metro y medio y si un motorista cae, es seguro que dejará su vida en la carretera. Me parece increíble y además hizo que no disfrutara nada del paisaje, pues el citado guarda-raíl estaba siempre presente.


Pese a la presencia de esta trampa mortal, el viaje aunque monótono por tanta autopista y carretera recta, dejaba estampas dignas de una fotografía.




El primer día nos deja un buen montón de kilómetros y el primer camping donde empecé a sufrir el acoso de los mosquitos famosos de la zona.

El segundo día no empieza bien.


Primero tenemos un susto de Taz y Emma que se fueron al suelo sin más consecuencias que una defensa doblada y un pié pisado de Emma. El caso es que Taz me adelantó para dirigirse a una gasolinera y al hacerlo, no se dió cuenta que había un semáforo en rojo y los coches estaban frenando. Cuando se percató que los coches estaban parados no quedó otra que tirar de frenos con el consiguiente derrapaje evitando eso sí el choque con el coche precedente, pero no la inestabilidad última de la VTX. Primer susto sin más consecuencia que la defensa derecha doblada.

El segundo susto lo tuvimos un poco más adelante. Yo me puse a adelantar a un camión con tan mala suerte que el coche que iba delante justo cuando yo había salido pone el intermitente con la intención de entrar en una calle situada a la izquierda. Mi reacción fue frenar y volverme a meter detrás del camión, pero no me imaginaba que Taz iba a escasos metros de mi adelantando también. Lógicamente el no vió al coche pues se lo tapaba yo, y como mi moto frena mucho más que la suya, mientras yo frenaba Taz iba derrapando por detrás, hasta que no pudo evitar que su defensa tocara con mi maleta izquierda sacándola del soporte y echándola a rodar por el suelo. Me desestabilizó un poco, pues también rozó el top case con el manillar y golpeó ligéramente el escape. El caso es que ese golpe le ayudó a pararse y a mi aún desestabilizandome no me hizo caer.

Tuvimos suerte, pues el coche que se quería meter en la calle de la izquierda vió toda la jugada y desistió de hacer la maniobra, lo que nos dejó el margen justo para poder frenar las motos. Afortunadamente todo quedó en un susto y daños materiales.

Con todo, salimos de Suecia con un bonito homenaje gastronómico y entramos en Rovaniemi (Finlandia)


Al día siguiente visitaríamos a Yulupuli (Papá Noel) en un complejo situado justo en la línea del círculo polar ártico. Es uno de los míticos sitios que todos visitamos cuando subimos hasta el cabo Norte.



Básicamente la línea del círculo polar ártico delimita los puntos de la tierra donde al menos un día entero es de día en el solsticio de verano o de noche en el de invierno.

Visitado Yulupuki, continuamos hacia el Norte por Finlandia. Antes del paso definitivo a Noruega tuvimos ocasión de conocer el lago Inari. Realmente merece la pena, es muy muy bonito.



Ufff, sólo quedan kilómetros. Nos queda el primer fiordo por cruzar, para llegar hasta el punto más al Norte al que se puede ir en una moto. Nos está lloviendo a ratos, pero en los claros que tenemos sacamos fotos inmensas.




Dormimos en un camping que está situado a 13 kilómetros de la roca, pero antes de dormir, teníamos que ver el sol de media noche. El cielo se había despejado y lucía el sol como parece ser que nunca lo hace. Desde que se abrió este año, solo un día se vió el sol como lo vimos nosotros. Tuvimos mucha suerte. 

23:30, arrancamos motores y hacemos los últimos 13 kilómetros. La sensación cuando se ve la mítica bola que tanto trabajo cuesta alcanzar es fuerte. El sol a ratos nos va cegando, está ahí en el horizonte y luce muy fuerte, es imposible mirarlo a los ojos.


Entramos en el recinto y nos sorprende la cantidad tan grande de gente. Muchos autobuses y muchas autocaravanas. Motos también, pero menos. El día lo merece, es un sitio mágico. En un lado ves el sol que se resiste a ocultarse y en frente de el la luna, que lo saluda. De verdad que no parece que estemos en el mismo planeta.

He leído en muchas crónicas que cabo Norte en el fondo no vale para nada, que es un cacho de roca y demás, estoy de acuerdo si se visita en un día nublado, pero si lo haces en un día soleado creo que es algo que nunca olvidaré.

Había gente en la bola, demasiada, por lo que nos dirigimos a las monedas que unos niños de todo el mundo diseñaron para simbolizar la paz, la "lloca del rinconín" como la llamé yo y la tienda de souvenirs.







A las 12:30 despejó bastante, los autobuses, visto el sol de medianoche, se marchaban. Nos hicimos las fotos de rigor, era nuestro turno.





Solo nos quedaba un último homenaje a nuestro amigo Lecall, que nos dejó una semana antes de hacer este viaje. Se que le hubiera gustado conocer lo que nosotros hemos conocido, espero que donde estés lo disfrutases igual que lo hicimos nosotros.


Para finalizar, dejo el vídeo de esta subida desde Estocolmo, hasta la llegada ansiada a Cabo Norte.



Continuará....

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