RUMANIA EN MOTO (Parte 2) GROSSGLOCKONER

Viene de aquí

Cuando uno lee cuales son las mejores carreteras del mundo, siempre está en la lista un paso situado en Austria, que une las poblaciones de Zell am See y Lienz. Ese paso no es otro que la mítica Grossglockner.

Antes de ir, uno supone que va a ser una bonita carretera alpina, pero es que la realidad supera cualquier expectativa.

Salimos de Venecia entre una nube de mosquitos. Yo creo que los insectos fueron los causantes que no nos entretuviésemos nada. En cero coma, estábamos enfundados en los trajes de cordura y camino a Austria.

Desde Venecia, se puede ir hacia la Grossglockner tomando algo de los dolomitas, pero en nuestro caso, que el destino final del viaje era Rumanía, tomamos el camino más corto y rápido.

Al poco de salir de Venecia, ya se empieza a disfrutar de lo que más tarde vendrá. Se alcanza con relativa facilidad la base de las montañas y el tráfico no agobia.

Casi sin darnos cuenta, estábamos en la frontera con Austria.



Nos hicimos la fotos de rigor y seguimos camino a los alpes. El cambiante clima austriaco, nos regaló una parada en uno de los múltiples bares moteros que hay en esta zona de Europa. Es habitual ver el cartel de "wellcome bikers" y como no, acudimos a la llamada, para entrar en calor, con un buen café latte, en uno de esos bares de ensueño que hay en los alpes.
Justo en el momento que paró la lluvia, aprovechamos para andar unos pocos kilómetros más. Yo fui el primero, un poquito más rápido que mis compañeros, intentando viajar seco.

De forma sorpresiva, la lluvia se convirtió en sol, los astros se alinearon, para que pudiéramos disfrutar de semejante lugar.


En el momento que estoy escribiendo esta crónica (año 2.020), el precio del peaje para las motos es de 27,00 € y para los coches de 37,00€, es caro, pero merece la pena.

Como yo tiré más rápido, me tocó esperar una hora en el peaje. Ese día tuvimos un pequeño descontrol con la ruta. Ese fallo no se volvió a repetir.

Como no terminaban de llegar, les mandé un whatsapp con la ubicación y me lancé a disfrutar de la maravillosa carretera que estaba delante de mi.


Esta carretera, bien se merece el calificativo de mejor carretera de Europa. El firme está perfecto y el paisaje es simplemente para dejar a uno sin palabras. Cada curva que tomas te brinda una postal, cuanto más avanzas más bonito se vuelve todo.

Tuvimos mucha suerte, acompañaba el tiempo, no había exceso de tráfico, había nieve....

Entre paisaje y paisaje, curva y curva, se alcanza un desvío a mano izquierda en el sentido Zell am See, no dejéis de tomarlo, porque merece mucho la pena. Para mí, lo más bonito de toda la carretera.

El desvío es una vía muerta, que acaba en un glaciar, en el que han construido un hotel. Todo es de una belleza inaudita.





Las fotos, no hacen justicia a lo que allí se ve, de verdad, podéis creerme. Como iba con tiempo me deleité con el paisaje hasta que llegaron Pope y Juan Carlos. Ya conocía la zona, osea que les recomendé hacer la ruta de visita al glaciar, ¡no les decepcionó!

Lamentablemente, la tarde se nos echaba encima, por lo que proseguimos ruta disfrutando de la parte que nos quedaba de carretera. Me divertí mucho siguiendo la rueda de la goldwing. Las estriberas echaban chispas en las curvas y nuestro ritmo era alegre. Una maravilla poder disfrutar de nuestras motos en semejantes lugares.


Ese día acabamos durmiendo en Salzsburgo, pero eso ya lo dejamos para el próximo día!

Por aquí dejo el vídeo-crónica de ese día, centrado principalmente en la famosa carretera alpina:

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